sábado, 27 de noviembre de 2010

Mi primera entrada de blog


Llevo meses pensando en comenzar a escribir un blog. En cómo sería mi primera entrada. En qué tendría de impactante, de curioso, de especial.

Después de mucho tiempo pensando en ella, esperando, completamente convencida, que el día de imperiosa lucidez en que mis dedos teclearían solos estaba apunto de acontecer, me he dado cuenta de que ese momento nunca va a llegar. De que mi primera entrada de blog no va a ser escrita. Pues mis dedos no teclean con lucidez, si no con la decisión de dar el empujón necesario para poder escribirla.

Nos pasamos la vida esperando. Laura Rojas ya lo dijo hace unas semanas en un artículo muy interesante titulado "El estado de espera", de recomendada lectura.

Parece que no tenemos nada mejor que hacer. Esperamos a que surjan las palabras adecuadas para iniciar un blog, esperamos a que llegue navidad para abrazar a nuestra madre y demostrarle nuestro afecto, esperamos a que esa persona especial se acerque un día y nos declare todo su amor, o a tener la valentía de dar el paso nosotros. Esperamos a que llegue el fin de semana para dedicarnos tiempo...

¿Y mientras tanto? ¿Qué hacemos mientras esperamos? Pues vivir mecanizados. Mecanizamos actos, respuestas, e incluso mecanizamos pensamientos. Vamos de un lado a otro sin pensar ni siquiera en cómo hemos llegado o el motivo real por el qué estamos yendo hacia ese lugar. Sin observar la belleza del camino. Sin apreciar el cariñoso saludo de la anciana que nos abrió la puerta del ascensor. Sin sentir el viento fresco que resbala por nuestra piel al cruzar de calle. Sin apreciar la bonita sonrisa de ese chico que cada mañana a la entrada del metro, nos ofrece amablemente el periódico. Perdiéndonos la dulce mirada de una niña que da la manita a su mamá..

Simplemente seguimos la ruta establecida, esperando los resultados pertinentes. Es como si la época taylorista-mecanicista estuviera aún presente en nuestra vida diaria. Como si fuéramos nuestra propia producción en serie. Personas que recorren la misma cadena de montaje todos los días. Nos aprendemos nuestra ruta, punto por punto, y aparentemente, está todo hecho. Después, sólo se trata de interiorizar y mecanizar procesos, esperando, como no, obtener un resultado fácil y rápido.

Resultados, que curioso objetivo. Y digo curioso, por no decir absurdo. Porque si yo siguiera esperando, es decir mecanizada, dudo mucho que algún día hubiera tenido tiempo suficiente, entre tanta espera, para darme cuenta de la ilusión que hoy me hace darle la bienvenida a mi primera entrada de blog.

Hasta pronto amigos, dulce espera

:)