miércoles, 2 de noviembre de 2011

Alguien especial

Ayer hubo una persona que me contagió. Una persona que jamás antes había visto en mi vida. Una persona, que a pesar de las diferencias que nos separan, supo ver lo que hay dentro de mí, y en un instante leyó cosas que yo en años había leído. Una persona que desató un proceso, hoy irrefrenable. Una persona que con sólo mirarme a los ojos despertó en mi sentimientos y emociones guardadas bajo llave. Una persona que ha conseguido que hoy mis dedos tiemblen al escribir, recordándola.

Una persona, como otra cualquiera, sin nada especial, aparentemente. Una persona cuyas palabras me dejaron paralizada y no supe reaccionar. Quizás es que todo eso que me decía yo internamente lo intuía, pero su reconocimiento sacó de dentro de mí el apoyo y la fuerza que inconscientemente llevaba buscando hace mucho tiempo.

Sentir como sus palabras provenían de su corazón provocó infinitas emociones en mí. Ver sus ojos enrojecidos hicieron enrojecer los míos. Una persona que pasó desapercibida en muchos instantes en los que la tuve cerca, pero que a partir de este momento tendré presente aunque nuestros caminos no se vuelvan a encontrar.

La bondad de sus palabras, la sinceridad que vi en ellas, y el brillo de sus ojos, hicieron que mi ilusión se desatara, que mis ganas de seguir el camino de mi corazón se multiplicara.

Estos días he realizado un cuso de Inteligencia Emocional, en escuela de inteligencia, una experiencia inolvidable, difícil de describir con palabras, pero tremendamente sencilla vivirla desde el corazón.

Al principio estaba ausente, no conseguía introducirme de lleno en ese aura de emociones creada por un grupo de personas tan diverso. Tomé el papel de observadora, pero poco a poco y sin saber exactamente cómo, ocurrió. Y me encontré partícipe de ese clima tan especial.

Ojalá algún día todas las personas puedan vivir experiencias similares, y que la educación en inteligencia emocional sea una realidad. Experiencias en las que no existen máscaras, ni barreras, en el las personas abren su corazón y dan lo mejor de sí, con el sano objetivo de identificarse a si mismas y a los demás.

Gracias a ti, y a este curso, he recordado que los sueños se hacen realidad. Que las pasiones son reales si les pones un nombre y luchas por ellas. Que la belleza del ser humano es infinita, y que todos, absolutamente todos, tenemos esa belleza en alguna parte de nuestro interior. Sólo hay que rascar un poquito, a veces un muchito… pero siempre acaba saliendo.

Y es que cómo dice Hamlet Lima Quintana, hay gente, que con sólo decir unas palabras, enciende la ilusión y los rosales..

Y tú ¿de quién enciendes la ilusión?

y a ti ¿quién te enciende la tuya?

;)