sábado, 31 de diciembre de 2011

Parole, parole, parole

Últimamente no paro de escuchar palabras bonitas. Palabras bonitas por aquí, palabras bonitas por allí. Si le añadís el tonito de la canción de los pajaritos, notaréis aún más la ironía de la frase.

Tooodo es maravilloso y digo estas cosas porque yo soy así. Porque me fascina pegatina hacerte sentir bien. Porque te quiero y adoro con locura. Porque eres mi más querido amigo o amiga, novio o novia, hermano o hermana, empleado o empleada, ciudadano o ciudadana, podría seguir pero ya os hacéis a la idea.

Porque yo sé lo que digo, y si digo algo lo cumplo. Porque me baso en unos valores que lo fundamentan y te podría sacar una tesis de 100 páginas insofacto. Claro que sí campeón-a. Palabras que suenan a melodía, como notas tocadas con la mayor delicadeza. Entran por tus orejas, y hasta si te descuidas por el resto de tus orificios. Son embriagadoras, sabias, astutas. Y qué bien te sientes cuando las oyes, aunque sólo sea una emoción momentánea, tan momentánea que instantes después de oírlas, te das cuenta de que a veces las palabras pueden tener más maquillajes que una drag queen, (con todo mis respeto a estas personas) y además albergar toda la no sinceridad que puede existir.

Me revienta por dentro, me cabrea, me quema oírlas y aún así, sonrío y las dejo pasar.

Luego hay veces en que las palabras se trasladan a otros ámbitos, más modernitos quizás. Ahí ya son la monda lironda. La “exquisité” personificada. Con fotitos, cancioncitas y demás adornos quedan la mar de monas. Ahora sí que me entran por todos los sitios sin dudarlo. Y por supuesto, siempre suenan mucho mejor, cuantos más amigos tengas en tu cuenta y puedan disfrutar de ellas, y de tu maravillosa espontaneidad, creatividad y persuasión. Patético. Realmente patético quiénes actúan basados en el qué dirán o para aumentar su índice de popularidad “social”. ¿Será que prefieren vivir una vida plena, virtual claro? Pues la llevan clara, porque muchos de ellos, ni con éstas lo consiguen. Un consejo: trabajen más la popularidad interior. El índice que se quieren a sí mismos sin opiniones ajenas, ni me gustas, ni palmaditas en la espalda.

Menos parole señori y más “actuacioni”. Me he hecho intolerante del interpretar por el interpretar. Si lo sientes, hazlo. Fácil.

Busco realidades, no palabras huecas.

PD: Mi próposito de 2012: Hechos, no palabras.

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