viernes, 13 de abril de 2012

El poder de la empatía

Empatía: “Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro”. Definición según la RAE.

Dicho así, parece que debe ser algo importante.

¿Pero cuánto de importante puede llegar a ser? ¿Qué implica la parte vivencial, “la práctica” de la empatía? ¿Y su ausencia, acaso importa?

Siento curiosidad por rascar a la empatía y dejarla en cueros. Mi cuerpo me pide respuestas... Es por eso que me palpita tan fuerte el corazón, es por eso que mis lágrimas brotan con cualquier mínima emoción... es por eso.. sí..

Pues rasca Lauri.. rasca..

La empatía, coloquialmente hablando, es la capacidad de ponernos en el lugar de la otra persona, y de ser capaces de comprender y/o sentir lo que ella siente. De esta forma nos “olvidamos” por un momento de nuestro mundo ilusorio, subjetivo y egocéntrico, y contrastamos nuestra información con la de la persona con la que nos comunicamos y así, podemos emitir una respuesta más acorde con la situación real.

¿Pero qué pasa cuando nuestra emoción nos embarga, y nos quiere sólo para ella? ¿Qué pasa cuando a pesar de comprender y sentir lo que está viviendo la otra persona nosotros tenemos un dolor propio, intenso, que nos llega a distraer?

¿Qué sucede cuando, a pesar de amar sanamente (sea cual fuere el tipo de amor…) a la persona y tener la voluntad de respetar su opinión e incluso llegar a la conclusión de que es muy respetable, el corazón sigue advirtiéndonos que el dolor sigue ahí, oprimiéndonos el pecho?

¿Qué sucede cuando a pesar de haber utilizado esa empatía, el acuerdo al que hemos llegado con esa otra persona no corresponde con “nuestra idea” de lo que debería ser un acuerdo justo, de lo nosotros esperamos de la otra persona en este tipo de situaciones?

En resumen, ¿Qué sucede cuando nuestras creencias de lo que “tiene que ser" la realidad se ven afectadas, heridas, tocadas y hundidas tras un ejercicio empático?

Pues paradójicamente, ocurre algo maravilloso.. aunque a priori esa maravilla sea invisible a nuestros ojos..

Y es que… después de un largo y profundo sueño.. DESPERTAMOS. Al fin.

Después de tiempos de creencias arraigadas dentro de nuestra persona, de valores que pensábamos inamovibles… el ruido interior comienza, de repente todo tambalea, empieza a moverse muy rápido...

¡Arriba! ¡Abajo! ¡Golpe por aquí! ¡Golpe por allá! ¡Bien ha parado..! mmm ahora.. ni fu ni fá! ¡Cuidado que vuelveee! ¡Ya está aquí! ¡Ahora se mueve más fuerte! ¡Argg..!

Pero al igual que un bebé dentro de la barriga de su mamá.. estos golpecitos nos avisan que algo nuevo y maravilloso se está creando..

Al principio es como si perdiésemos el equilibrio.. nos sentimos sorprendidos y confusos entre el dolor de dejar una idea propia atrás y el miedo a la idea nueva (procedente del proceso empático) que se aproxima…

Pero simultáneamente sucede también algo curioso y apasionante.. y es que la idea nueva… nos atrae… nos invita a conocerla, a atrevernos a salir.. a investigar quién es ese gran desconocido que está apunto de llegar..

Entonces… nos ponemos la gabardina y a lo inspector gadget, cogemos la lupa y empezamos a estudiar minuciosamente el caso.

Durante el proceso de investigación hacemos un pequeño duelo, ya que conforme vamos descubriendo nuevos datos, dentro de nosotros va pereciendo una idea antigua, que nos ha acompañado durante años en nuestra vida, y que probablemente nos ha sido muy útil, pues nos ha salvado en muchas ocasiones… y eso nos entristece.. Pero a la vez.. experimentamos la existencia de otras formas de pensar, de sentir, de observar.. que nos abren el camino hacia un mundo infinito de posibilidades, tantas… como instantes existen dentro de un segundo..

Y entonces.. ¡PAM! aparece en nuestro camino esa gran desconocida.. LA FLEXIBILIDAD.

Pero que no te engañe su nombre, pues a pesar de éste, es fiel como ninguna. Te ayuda a moverte de forma fluida por las calles más estrechas. Exquisita brújula, te guía por las encrucijadas más oscuras de tu caminar.. Junto a ella, escalas nuevos mundos, nadas nuevos mares, atraviesas nuevos acantilados…

Con paciencia.. te va enseñando a prestar atención.. sin voltear la cabeza, fijando tu mirada en cada paso.. Dándote la oportunidad de adaptar cada uno de ellos a la forma de la piedra que pisas, comprendiendo cada pisada, dejando en cada huella amor y generosidad, transformando el camino de lo bueno y de lo malo, del sí y del no, del dolor y del amor. Y mostrándote que tal vez, todo forme parte de un mismo proceso, de una misma rueda.. que gira a voluntad..

Es el giro de la comprensión propia y ajena, de la vivencia experimental en el momento presente, de la elección consciente del cómo sentirte, del cómo sentirle..

Porque tal vez cara y cruz sean la misma cosa..porque tal vez bueno o malo sean la misma cosa, porque tal vez tú y esa persona sean la misma cosa..

En este preciso instante escojo cómo sentirme. En este preciso instante escojo como sentirte...”

Y de la elección consciente de este instante, brota un nuevo impulso, una nueva forma, una nueva creación.. mucho más poderosa que la anterior...

Ya estás cerca.. ya puedes sentir la luz..



¡Buenas noches!

:)



No hay comentarios:

Publicar un comentario